martes, 20 de septiembre de 2016

LA MAYOR PRUEBA MORAL ES LA MANERA EN QUE TRATAMOS A LOS SERES MÁS DÉBILES

Nos resulta sencillo ejercer la amabilidad y el respeto con una mujer hermosa, con una figura de poder o con alguien que tiene una personalidad carismática y agradable. Sin embargo, cuidar al otro por encima de uno mismo, ser generosos con las personas más débiles y desamparadas es la cara más impresionante del amor. El amor lleno de generosidad y entrega que tiene mi vieja (y obviamente también mi viejo) por mi hermana Jimena, uno de los seres más débiles y necesitados que existen, es uno de los rasgos de su personalidad que yo más admiro, y eso que mi vieja está llena de rasgos admirables.

Mi vieja ahora está jubilada, pero antes trabajaba como enfermera en el Pami. ¿Qué quiere decir esto? Significa simplemente que cuando no cuidaba a alguno de sus cuatro hijos, pasaba buena parte de su tiempo curando y cuidando ancianos. ¿Cómo quieren que yo admire de modo acrítico el elitismo aristocrático de Nietzsche y su desprecio por lo que denomina la "moral del esclavo”? No quiere decir que no me parezca sumamente enriquecedor leer las críticas de Nietzsche al platonismo y al cristianismo, simplemente digo que prefiero no tomarme sus palabras demasiado en serio.

Hay un texto muy lindo de Fabián Casas, un escritor que yo estimo mucho -sin importarme un cuerno que sea un gran escritor o un “vende humo”, como dice uno de mis mejores amigos- ; que se titula Lovely RitaEl título del artículo alude no sólo al tema de los Beatles, sino a la perra border collie del autor:

“Todos los problemas surgen cuando uno tiene que abandonar su habitación, escribió Pascal. En Japón algunos adolescentes tomaron esto al pie de la letra y se encerraron en sus cuartos rodeados por la computadora, libros, cómics y otros objetos personales. Cierran su habitación con llave y vegetan como un malvón artificial. A estos fóbicos se los llama Hikikomori. Sin llegar a estos extremos, yo formé parte de un grupo social que –aun relacionándose intensamente- tenía algo de estar encerrado. Son los hombres y mujeres de más de 40 años que, como diría Dante, se encuentran en el medio del camino de la vida y cuyo eje principal de la existencia es satisfacer los intereses ‘artísticos’ que, a veces, no se diferencian de los de puro consumo. Porque es este tipo social un depredador letal de discos, libros, conciertos, fiestas, películas y restaurants. La mayoría de mis hermanos hikikomoris son críticos de rock o de cine”.

Me identifico parcialmente con lo que dice Casas: a mí también me gusta mucho leer, escribir y “consumir arte”. De más está decir que se trata de una relación que muchas veces es puro egoísmo solipsista y “onanismo intelectual”. Por eso me gustó cuando Casas habla del amor que tiene por su perra:

“Uno de los actos supremos de humildad que tuve que hacer ni bien empecé a salir a la calle con Rita, fue levantar su caca. Con cuatro años de levantar la caca de Rita en las calles y parques, estuve preparado para limpiar los pañales de mi hija”.


Y más adelante agrega que “una enseñanza evidente que me da mi relación con Rita es que cuando menos piense uno en sí mismo, cuanto más te ocupes de los demás, más feliz sos. La felicidad es la ausencia de pensamientos utilitarios sobre el ego que todo lo quiere”.

Parafraseando algo que dijo, si mal no recuerdo, Dostoievski, podríamos afirmar que el grado de civilización de una sociedad puede verse en cómo trata a sus enfermos, en cómo trata a sus ancianos, en cómo trata a sus niños y en cómo viven los presos en sus cárceles. ¿Cómo son nuestras cárceles? Lo más parecido a un campo de concentración en democracia.

En fin, mientras leía nuevamente este artículo de Casas, pensaba en ese joven rugbier al que se le dio por empujar a un indigente bajo la mirada risueña de sus amigos. ¿En qué tipo de sociedad estamos viviendo como para que alguien haga una cosa semejante?

The answer, my friend, is blowing in the wind.

¡Sean felices!

Rodrigo 

2 comentarios:

  1. Te bauticé porque sos Maradona posteando, my friend.
    Hay un fenómeno muy poco tratado o estudiado por parte por antropólogos, sicólogos sociales y mecánicos en general: el amuchamiento, que es parecido al hacinamiento, pero con vicios de diferente origen.
    El hacinamiento produce roces precoces, procaces, promiscuidad. El amuchamiento es el fenómeno que en donde grupos de personas (no hace falta que estén agrupadas) maman los vicios del hacinamiento por otros medios, imitación por exaltación de valores negativos sumado al síndrome del harem.
    Los pibes de marras no hacen mas que seguir la pulsión con la que fueron alimentados, hacerse los vivos con los débiles y ser sumiso ante el poderosos. Como el contrato social que sufrimos.

    Nota:
    Síndrome del harem se refiere a la potencia del custodio del harem, el eunuco, que recobra su potencia haciendo sentir impotentes a los demás.

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