lunes, 12 de septiembre de 2016

LA ELOCUENCIA Y LA ORIGINALIDAD

Cuando se escribe para convencer, la elocuencia es fundamental: 

“La mayor verdad del mundo, mal dicha, parece una estupidez. Por ejemplo, uno puede decir que una flor es más bonita que un rey, o puede decir: ‘Mirad los lirios del campo, ni Salomón, en toda su grandeza...’. Si se quiere propagar el Cristianismo, la segunda versión es la correcta”.

Y más adelante:

“Lo que creemos una opinión personal, ya lo vio Nietzsche, no es generalmente más que una repetición, una idea adquirida cuyo origen olvidamos. En el peor de los casos, no pasa de ser un ignorado lugar común. En la adolescencia, sobre todo, nos ocurre eso, aunque en rigor no deja de ocurrirnos nunca. Pensar es un largo aprendizaje o una rareza. Dos o tres ideas PROPIAS que valgan la pena, debe ser todo lo que le está permitido a un hombre de genio. Lo demás son influencias, lecturas olvidadas, mala memoria”. 

Ambas citas entrecomilladas son de Ser escritor, de Abelardo Castillo. A mí me parece que la escritura no suele ser más que una suerte de olvido y recuerdo de cosas que hemos vivido, leído, escuchado. Incluso intervienen recuerdos ajenos que nos han narrado. En fin, es muy lindo leer a Don Abelardo, un tipo talentoso y muchas veces sabio.

¡Sean felices!

Rodrigo

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