Creo que Nietzsche hablaba contra “esos filósofos que enturbian las aguas para hacerlas parecer profundas”. Eso no significa que haya que ser “fácil”: Marcel Proust, Kant, Montaigne, no son fáciles, pero son claros. La claridad consiste en ser lo más accesible posible, e implica un esfuerzo por parte del autor, para que el lector no se esfuerce inútilmente. Es el “arte de parecer sin arte”. Hay dos razones para intentar ser claros al escribir: por cortesía hacia el lector; y por exigencia hacia uno mismo al escribir. La oscuridad permite mejor el disfraz, en cambio la luz del día no perdona. Si somos claros y somos tontos, la claridad nos expone mucho más, y por eso requiere valor. Hasta en el fútbol existe esa “claridad”: los buenos jugadores son los que hacen parecer fácil una jugada muy difícil (Riquelme, Zidane, Messi).
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