jueves, 19 de mayo de 2016

EL EGOÍSMO DE LOS PADRES

“El egoísmo de los padres –pues eso es en realidad lo que llaman sentimiento paternal- no tiene límites. Desde el punto de vista de la educación, el amor de los padres, por grande que sea, es más egoísta que el amor de un educador pagado, por pequeño que sea. Y no puede ser de otra manera. Al fin y al cabo, los padres no tienen plena libertad frente a sus hijos, como la tienen los adultos frente a un niño cualquiera, pues se trata de personas de su misma sangre, y, para complicarlo todavía más, de la sangre de los progenitores. Por ejemplo: cuando el padre (y con la madre pasa algo parecido) “educa”, encuentra en el niño cosas que ya odiaba en sí mismo y no pudo superar, y cree poder superarlas ahora en la persona del niño, pues este, por su debilidad, le parece más manejable que él mismo; y por lo tanto interviene con mano dura, sin esperar a que esa persona en formación se desarrolle por sí misma; o por ejemplo advierte con sobresalto que al niño le falta algo que él considera una virtud suya, y que por lo tanto (¡por lo tanto!) no puede faltar en su familia (¡en su familia!), y entonces empieza a inculcárselo, hasta que al final lo consigue, o mejor dicho no lo consigue, porque al inculcar la virtud destruye al niño… Ve en el niño solo lo que ama, y se aferra a lo que ama, se rebaja a la condición de esclavo, lo devora de puro amor.

Y esos son los dos instrumentos de educación de los padres, ambos frutos del egoísmo: la tiranía y la esclavitud en todos sus grados, una tiranía que puede expresarse con mucha ternura (“¡Hazme caso, te lo digo yo, que soy tu madre!”), y una esclavitud que puede ser muy orgullosa (“Eres mi hijo y por eso serás mi salvación”), pero, al fin y al cabo, dos instrumentos de educación terribles, dos instrumentos de antieducación, perfectos para aplastar al niño contra el suelo del que procede”.

FRANZ KAFKA

Es tonto que yo aclare esto, pero mis viejos son seres llenos de luz: nos han dado a mí y a mis hermanos todo el amor del mundo. Sólo que Kafka es tan pero tan groso que no podía no citarlo en este blog ecléctico que tengo.

3 comentarios:

  1. Date una vuelta por cualquier escuelita de fútbol y vas a ver con horror como se cumple lo aquí expuesto.

    ResponderBorrar
  2. Moscón me sacó las palabras del teclado. Saludos.

    ResponderBorrar
  3. Totalmente de acuerdo con Moscón... me crié en Wilde, en un barrio donde este tipo de conductas eran muy comunes.

    ResponderBorrar