sábado, 26 de septiembre de 2015

SOBRE LA UTILIDAD DE LA HISTORIA PARA LA VIDA: BORGES, NIETZSCHE Y LA NECESIDAD DE OLVIDAR

No es improbable que el excepcional cuento de Borges, Funes el memorioso, se haya originado en la lectura de la segunda de las "Consideraciones intempestivas" de Nietzsche: Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida. Si uno lee ambas obras, las similitudes son flagrantes. Nietzsche nos propone que imaginemos:

"(...) el caso extremo de un hombre al que se le hubiera desposeído completamente de la fuerza de olvidar, alguien que estuviera condenado a ver en todas partes un devenir. Ese hombre no sería capaz de creer más en su propia existencia, ya que vería todas las cosas fluir separadamente en puntos móviles. Se perdería así en esta corriente del devenir. (...) Y es que en toda acción hay olvido, de igual modo que la vida de todo organismo no sólo necesita luz sino también oscuridad".

Es cierto que, hasta donde recuerdo, el padre de Borges le hizo conocer tempranamente la filosofía de William James, quien en su Principles of psychology (1890), dijo que "el principal trabajo de la memoria es olvidar". De todos modos sigo creyendo que Borges se inspiró principalmente en Nietzsche, aunque a esta altura no tiene demasiada importancia. 

Para quienes no lo recuerdan,  el personaje principal del cuento de Borges, llamado Ireneo Funes, en determinado momento tiene un accidente: se cae de un caballo y pierde la capacidad de olvidar. La caída lo dotó de la visión profética de "un Zaratustra cimarrón y vernáculo"; lo pensado una sola vez ya no podía borrársele.

Había vivido diecinueve años como cualquiera de nosotros: miraba sin ver, oía sin oír, se olvidaba de casi todo. Luego de la caída, perdió el conocimiento, y cuando lo recobró, "el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales".

Relatar los acontecimientos de un día podía llevarle el día entero. "Me dijo: 'Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo'. Y también: 'Mis sueños son como la vigilia de ustedes'. Y también, hacia el alba: 'Mi memoria, señor, es como vaciadero de basuras'".

De algún modo, ese "vaciadero de basuras" del que habla Borges, es la prefiguración metafórica de internet, con su inagotable fuente de información superflua.

Recuerdo un texto de Hernán Casciari, Los bloggers muertos no van al cielo, en el que el tipo imagina que "un día, dentro de unos treinta o cuarenta años, internet estará lleno de blogs a los que se les habrá muerto el dueño. Bitácoras a la deriva del tiempo, textos inconclusos que acabarán diciendo 'mañana les cuento algo que me ha causado mucha gracia'. Y después nada. Después un silencio eterno. Los lectores no sabrán nunca que el blogger ha muerto. Los lectores pensarán que se ha cansado, o que le han cortado la banda ancha, o que ya no quiere escribir. La muerte rondará en silencio, congelando las historias cotidianas, cortando la continuidad del home, confundiendo al caché de Google.

Esta bitácora, sin ir más lejos, esta misma que ahora escribo y ustedes leen, un día de este siglo será la bitácora de un muerto. Es extraño decirlo de este modo, e incluso redactarlo naturalmente, pero es la puta verdad".

En fin, me fui un poco por las ramas. Retomando, esa imposibilidad de olvidar le dificultaba a Ireneo Funes la capacidad de pensar, que implica abstraer diferencias, jerarquizar, sopesar, juzgar.

Era incapaz de ideas generales, de conceptos platónicos:

"No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente). Su propia cara en el espejo, sus propias manos, lo sorprendían cada vez".

Funes podía advertir el paulatino avance de una carie, de una mancha de humedad, de la corrupción del cuerpo, de la vejez.

Si la cultura es un conjunto complejo de interpretaciones que organizan de manera selectiva nuestra forma de darle sentido al mundo, pese a su erudición -su memoria prodigiosa le permitía aprender el arduo estudio del latín en una tarde- , Funes no era un hombre "culto".

En el prefacio de Sobre la utilidad..., Nietzsche comienza con una cita de Goethe: "Por lo demás, me es odioso todo aquello que únicamente me instruye, pero sin acrecentar mi actividad o animarla de inmediato".

La intención del pensador alemán es abordar la utilidad del estudio de la historia para la vida. ¿Hasta qué punto nutrirse de información vivifica, y hasta qué punto ahoga nuestra capacidad de acción, de creación de nuevos valores?

Aunque Nietzsche reconoce que los estudios históricos son imprescindibles para la comprensión del mundo, advierte que su excesivo predominio por sobre otras formas de conocimiento o experiencia "perjudica al ser vivo y termina por anonadarlo, se trate de un hombre, de un pueblo o de una civilización". Así como la memoria prodigiosa convierte a Funes prácticamente en un muerto en vida, Nietzsche señala que los estudios históricos que quedan reducidos a meros fenómenos de conocimiento están muertos para quien los estudia.


No quiero extender mucho más el posteo. En otro momento me gustaría abordar más en profundidad la segunda intempestiva; me pareció que el cuento de Borges, por su belleza y brevedad, podía hacer las veces de una muy buena introducción.


En otro momento la sigo, es sábado a la noche y necesito olvidar.

¡Sean felices!

Post scriptum: acá les dejo un excelente aporte de Nicolás González Varela.

martes, 22 de septiembre de 2015

LA DIFERENCIA ENTRE CREATIVIDAD Y ADAPTABILIDAD PARA VIVIR EN MEDIO DEL QUILOMBO

Muchas veces, los argentinos decimos que somos creativos, a diferencia por ejemplo de los alemanes/austríacos, que vendrían a ser rígidos, esquemáticos, previsibles e incluso aburridos. Puede que haya algo de cierto, puede que sea un prejuicio exagerado, no lo sé. Ahora bien, ¿le falta creatividad a una cultura de la que han surgido tipos como Goethe, Nietzsche, Bach, Mozart, Albert Einstein, Marx, Freud, Schumacher, Dirk Nowitzki, Beethoven, Beckenbauer, Schopenhauer? ¿No estaremos confundiendo, decía Julio Velasco, creatividad con CAPACIDAD PARA VIVIR EN MEDIO DEL QUILOMBO? 

Es lógico que los países que no suelen vivir en medio de nuestro caos cotidiano, tengan habitantes que no se adapten tan bien como nosotros al caos. Esto no es una condena general del "ser argentino". Ni todo lo que ocurre afuera es maravilloso y todo lo que pasa acá es un horror, ni tampoco la inversa. Uno tiene que hacer lo mejor que puede CON LO QUE TIENE, y acá hay mucho para valorar, pero también para mejorar. La capacidad de actuar frente al quilombo te mejora la capacidad de improvisación, lo cual no es poco, pero no alcanza ni por asomo. 

Para quienes no lo conocen, Velasco es un entrenador de primer nivel, que salió campeón mundial con Italia y alcanzó logros deportivos con diferentes equipos. El mismísmo Pep Guardiola cuenta que una vez invitó a comer al actual entrenador de la selección argentina de voleibol, quien por entonces trabajaba en Italia, para preguntarle cosas sobre el manejo de grupos a nivel deportivo.

Se me ocurre el caso de la selección argentina de básquet, quien llegó a la final de un campeonato mundial y ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, siendo la primera en ganarle a un combinado estadounidense integrado por jugadores de la NBA. Si uno es entrenador, puede quejarse del biotipo promedio del jugador argentino, que impide o dificulta la generación de jugadores muy altos y atléticos, como ocurre en otros países, o puede entrenar desde lo que tiene, potenciando sus virtudes y disimulando sus defectos. A eso apunta Velasco en el voleibol. En el video dice otras cosas muy interesantes, que vale la pena escuchar. 


Acá una nota para quienes quieran leer algo más sobre un técnico de primer nivel mundial.

En fin, hoy tenía ganas de compartir esto.

¡Sean felices!

lunes, 21 de septiembre de 2015

EL PATOVA MOLESTO

Empecé el gimnasio y el profesor es una máquina de tirar frases de autoayuda con la profundidad de una tapita de cerveza, onda: "si no te respetás a vos mismo, no esperes que la sociedad te respete", "para querer bien hace falta quererse a uno mismo", "la preocupación es lo que antecede a la ocupación, hay que ocuparse", y así. Me dan ganas de cagarlo a trompadas, o de que se vaya a asesorar de cerca a alguna mina con el culo bien parado, que es para lo que están la mayoría de los patovas que se hacen los profesores en un gimnasio. Y todo porque el muy hijo de puta me vio leyendo un libro mientras hacía bicicleta. El problema es que si trato de cagarlo a trompadas, pierdo por goleada. Habrá que intentar la táctica de la indiferencia.

sábado, 19 de septiembre de 2015

TE PIDO POR FAVOR QUE NO ME CUENTES UN CHISTE

Cuando me cuentan un chiste, por lo general me obligan a poner cara de que me estoy divirtiendo, y eso me hace sentir incómodo. Como dice Casciari, uno tiene que poner la mandíbula en piloto automático, sonriendo de entrada, mientras el otro empieza un relato que no prospera. El contador amateur se esfuerza denodadamente por ser gracioso, y se le notan los hilos desde lejos: mueve los brazos ampulosamente como una marioneta, se esfuerza por imitar acentos que no le salen -quiere hacer un cubano y le sale un chileno que vivió en Cartagena- , pone diversas voces, multiplica las palabras procaces inútilmente...

"El esfuerzo mayor, sin embargo, es dividir el cerebro en tres compartimentos: el que escucha el argumento del chiste, el que se pregunta porqué mierda no me quedé en mi casa, y el que critica minuciosamente la performance".

Uno sufre cuando el chiste va llegando al final y nota que la trama va perdiendo fuerza, o cuando intuye el remate.

Y si el interlocutor es una señora almidonada que elige contar un chiste verde, pero en lugar de decir "pija" trata de remplazar lo irreemplazable con gestos o sinónimos no muy eficaces, el sufrimiento se transforma en vergüenza ajena. Nunca cuentes un cuento donde la pija es protagonista si te parece inmoral o te da pudor.

También están "los que imitan la voz de los maricones poniendo la mano como si llevaran una bandeja invisible", los que te explican el final, los que repiten el remate creyendo que no lo entendiste cuando lo cierto es que no te causó gracia... Jamás finjo una carcajada, porque trato de no confundir ser cortés con ser hipócrita: me limito a mantener una semi-sonrisa congelada que, lo digo nuevamente, me pone incómodo. Conclusión: si no sos MUY GRACIOSO, te pido de rodillas que no me cuentes un chiste. Si sos mi amigo sí, porque te mando al carajo y está todo bien.

Y sin embargo, porque soy un tipo re contradictorio al que no hay que tomar demasiado en serio, les dejo un chiste de José "Pepe" Nun que me pareció muy bueno:

"Un capataz llama a su patrón, alojado en el Hotel City de Buenos Aires por negocios ganaderiles.

-¿Hola, patrón?

-Diga, don Braulio.

-Se murió el lorito, patrón.

-Qué pena, don Braulio. Pero vea, hombre, yo ando muy ocupado por acá. Haga lo que usted quiera.

-Pero, ¿usted lo recuerda bien al lorito?

-Sí, don Braulio. Y me duele mucho su noticia. Bué, ¿algo más?

-El lorito se murió quemado.

-¿Quemado? ¿Y por qué quemado?

-Por la caballeriza.

-¿Qué pasó con la caballeriza don Braulio?

-Se incendió toda, patrón. Algunos caballos se salvaron. Pero pocos y no los mejores.

-Pero, ¿qué me está diciendo, hombre? ¿Y por qué mierda se incendió la caballeriza?

-Ay, patrón, porque se incendió la casa.

-¿Y por qué mierda se incendió la casa?

-Por las velas, patrón.

-¿Qué velas?

-Las del velorio de su esposa.

-¿Qué? ¿Murió mi mujer?

-Sí, patrón. Y como sabemos que usted no va a volver hasta dentro de quince días la velamos nosotros nomás. Pero si quiere quedarse por más tiempo, quedesé, patrón. Porque con la casa también se incendió el féretro de su mujer. Con ella adentro.

-Don Braulio, ¡váyase a la puta que lo parió!

-Epa, patrón, tanto enojo por un lorito muerto".


(Relatado por J. P. "Soberbia" Feinmann en su libro "El flaco").

viernes, 18 de septiembre de 2015

LA NAVE CROYDON

Les presento a una banda que está buena no porque ahí toque un amigo, sino porque realmente hacen muy buena música, en donde reconozco ciertas influencias "frankzappescas".

El 26 de setiembre tocan en la Ciudad Cultural Konex. ¡Yo quiero ir!




jueves, 17 de septiembre de 2015

EL SUICIDIO DE FABIÁN POLOSECKI

“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas”. (Fabián Polosecki, 1964-1996).

Según el escritor chileno Roberto Bolaño, en América latina tenemos la peor clase dirigente, varios de los peores escritores y los peores capitalistas. Sin embargo, Bolaño añadía que "hemos tenido los mejores suicidas".

En 1981, Rodrigo Lira se quitó la vida, y en su nota  final nos legó una broma macabra: dijo que se fue del mundo en protesta por la reciente subida del pan, o del azúcar. Se metió en una bañera llena de agua caliente, y se cortó las venas. 

"Para los suicidas de bañadera, la muerte no llega de súbito, sino lentamente, pues el suicida tiene mucho tiempo para pensar, para recordar los buenos y malos momentos, para despedirse mentalmente de los seres queridos u odiados, para recitar de memoria algún verso, para llorar. En el caso de Rodrigo Lira, quizá pueda decirse que tuvo tiempo para reírse de sí mismo y del mundo".

También podríamos recordar a Alfonsina Storni adentrándose en el Río de la Plata, o a Violeta Parra, descerrajándose un balazo junto a la carpa donde cada noche se arrancaba el alma aullando por las penas de su continente más amado, si es que se puede amar a un continente. Es curioso el caso del escritor Jorge Cuesta, mexicano y homosexual, quien antes de meter la cabeza en una bolsa se emasculó y clavó sus testículos en la puerta de su dormitorio, como un último regalo no correspondido.

Los argentinos también sufrimos el suicidio de Alejandra Pizarnik, siempre tan melancólica, o el del Negro Olmedo, quien cayó al vacío luego de hacer equilibrio en el borde de un balcón en Mar del Plata. Afortunadamente han existido intentos fallidos, como aquél de 1934, cuando un Borges de treinta y cinco años - desesperado de infelicidad- intentó infructuosamente quitarse la vida en un hotel de Adrogué.

Tuvimos suicidios ridículos, tristes, reflexivos, fracasados, desesperados -casi una obviedad-, poéticos y valientes.

Un 3 de diciembre de 1996, justo un día antes de mi cumpleaños, Fabián Polosecki se arrojó debajo de un tren, recordando la confesión que uno de sus entrevistados -maquinista ferroviario- le había hecho: el tipo le contó que había visto muchas personas que se arrojaban a las vías del tren en una zona particular de la estación de Santos Lugares, y ahí fue donde "Polo" decidió terminar con su vida.

Lo cierto es que a Polosecki se lo extraña, porque personajes como él no existen en la televisión de hoy, tan llena de ruido vacío, tan plagada de periodistas que se sienten más importantes que el entrevistado...

Aquellos que lo hemos visto destacamos su capacidad extraordinaria para preguntar lo justo, crear un clima de confianza y hacerse a un lado, dejando la palabra al otro. Era un entrevistador genuinamente curioso e interesado por las vivencias ajenas: preguntaba siempre lo que a él le interesaba, sin ningún tipo de demagogia hacia los potenciales espectadores.

En fin, hoy tenía ganas de recordar a Fabián Polosecki.

(Texto publicado en la Florencio Varela Review of Books en su edición de enero de 2009).

domingo, 13 de septiembre de 2015

LAS FIESTAS ESTANDARIZADAS

"Es increíble la cantidad de plata que puede llegar a gastar una familia en la fiesta de casamiento (...) Los pobres, las clases populares, suelen ser más espontáneos. Un asado, una comilona, baile en patios improvisados y mucho alcohol y canciones hasta la madrugada. Las clases medias y altas, en cambio, se fueron perfeccionando en los esquemas festivos hasta sacarle a la fiesta absolutamente toda posibilidad de riesgo y repentinización. Es decir que la fiesta, la celebración de lo espontáneo, es algo que no sólo no existe sino que se combate. La fiesta ya no está en ningún lado", dice Fabián Casas en Titanes del coco.

Francamente no me considero un "amargado", pero creo que en eso tiene bastante razón: el carnaval carioca pe pe pe pe pe pe; el trencito de la alegría comandado por el tío borracho que va de mesa en mesa; los amigos del novio haciendo un scrum con la corbata usada a modo de vincha; la pantalla de rigor mostrando fotos musicalizadas con imágenes de cada uno cuando era bebé, del novio con el pelo largo vestido de hippie, de la novia en biquini con sus amigas cuando era adolescente; el vals... ¿Cómo puede una fiesta, que en teoría debería ser el paradigma de la diversión espontánea, ser organizada por "wedding planners"?

Otro día, si puedo y si tengo ganas, comento algo acerca de la nueva ficción de Fabián Casas. Acá una reseña hecha por su amigo Pablo Strozza.

Y acá, un texto de Casciari que se relaciona con este posteo.

jueves, 10 de septiembre de 2015

ALGO MÁS SOBRE LA NOVELA DE JAVIER CERCAS QUE ESTOY LEYENDO

Cualquier buen mentiroso sabe, de manera más o menos razonada o más o menos intuitiva, que una mentira que triunfa debe estar amasada con verdades. En efecto: los grandes mentirosos no sólo trafican con mentiras sino también con verdades, y dicen siempre lo que otros tienen necesidad de escuchar. El ser humano busca consuelo, y explicaciones fáciles que logren tranquilizarlo, porque la vida es difícil  y la verdad requiere coraje. Sabemos que a veces Shakespeare tiene razón cuando sugiere que la vida es un relato contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada.

Sé que estoy siendo reiterativo, pero a medida que leo El impostor, me va pareciendo más y más interesante. Tenía pensado escribir algo sobre el Ulises de James Joyce, como había dicho en un posteo anterior, pero se me atravesó la novela de Cercas y ya no la puedo dejar.

Parece ser que antes de escribir su novela, Cercas se entrevistó con Santiago Fillol, uno de los dos directores que filmaron Ich bin Marco, "uno de esos argentinos que parecen haber leído todos los libros y visto todas las películas y que, antes que resignarse a usar un cliché, prefieren que les corten una mano". Me sorprendió lo que Cercas dice que Fillol dice sobre los autores españoles:

"Me gusta mucho la literatura, leo bastante, también la española; pero, para serte sincero, los escritores españoles de ahora me parecen un poquito insustanciales, por no decir cobardones: no escriben lo que les sale de las tripas sino lo que les parece que toca escribir o que va a gustar a los críticos, y el resultado es que no pasan de la ornamentación o del esnobismo".

Sinceramente no sé lo suficiente de "literatura española actual" -descontando a Cercas, apenas he leído a Enrique Vila Matas, Antonio Muñoz Molina o a Javier Marías- como para compartir o refutar esto que dice  Fillol, pero sí sé que Javier Cercas es un escritor valiente. En otro momento me gustaría terminar de decir algo más sobre este libro que me tiene atrapado. 


¡Sean felices!

miércoles, 9 de septiembre de 2015

ACERCA DE UN LIBRO DE JAVIER CERCAS QUE ESTOY LEYENDO Y ME ESTÁ GUSTANDO SIN IMPORTAR EL USO DEL GERUNDIO

Cuando conoció a su mujer, Javier Cercas contó alguna vez que la quiso impresionar diciéndole  que era escritor, y luego se tuvo que transformar en escritor para sostener esa mentira. En rigor de verdad, el tipo tenía la intención de ser escritor, pero en ese entonces todavía no había publicado nada. Algunos podrán objetar que para ser escritor no es necesario haber publicado sino haber escrito, pero si me salen con objeciones se me va a la mierda el argumento, con lo cual les pido que no me la compliquen, ¿es mucho pedir? ¿Acaso no merezco ser escuchado y leído sin ser refutado? Les agradezco de antemano su buena voluntad.

En lo personal me gusta la idea de cómo el poder que ejerce sobre nosotros una mina que nos gusta, nos impulsa a tratar de ser la mejor versión de nosotros mismos, al punto de que la mentira o la exageración puede volverse una verdad. Claro está que el truco de la seducción "virtuosa" radica en construir un personaje que se parezca a nosotros, porque si la "mentira blanca" es demasiado gruesa, se vuelve flagrante e imposible de sostener en el tiempo.

Toda esta perorata introductoria se origina en que estoy leyendo una muy buena novela de Javier Cercas -titulada El impostor- que cuenta la historia de Enric Marco, un nonagenario barcelonés que se hizo pasar por sobreviviente de los campos de concentración nazis y que en mayo de 2005 fue desenmascarado, luego de haber presidido durante tres años la asociación española de los sobrevivientes, dictar cientos de conferencias, conceder decenas de entrevistas, recibir premios y distinciones y conmover hasta las lágrimas a varios oyentes: 

"Como sabe cualquier buen mentiroso, una mentira sólo triunfa si está amasada con verdades; la mentira de Marco no fue ninguna excepción: era verdad que durante la guerra había estado en la Alemania nazi, pero no era verdad que había estado allí como prisionero republicano, sino como trabajador voluntario de Franco; era verdad que los nazis lo habían encerrado, pero no era verdad que le habían encerrado en el campo de Flossenbürg, sino en la ciudad de Kiel, y no por su militancia antifascista sino, quizá, por mero derrotismo".

Lo que descubre Cercas es que, en el fondo, todos tenemos un poco de Enric Marco: todos somos, quien más quien menos, un poco ególatras y un poco impostores. La literatura es una exageración monstruosa de lo que somos: Macbeth es una hipérbole monstruosa de la ambición, Hamlet es una hipérbole monstruosa del exceso de autoconciencia, Romeo y Julieta es una hipérbole monstruosa del amor romántico. Siguiendo este razonamiento, diremos   que el personaje de Enric Marco es una exageración monstruosa de la impostura, y Cercas concluye que probablemente, el viejito chamuyero hizo lo que hizo por motivos humanos, demasiado humanos: para que lo admirasen, para que lo quisiesen y para que lo respetasen.


El escritor español se propone entender qué es lo que pudo haber llevado a alguien a sostener semejante mentira:

"El pensamiento y el arte, pensaba yo, intentan explotar lo que somos, revelando nuestra infinita, ambigua y contradictoria variedad, cartografiando así nuestra naturaleza: Shakespeare o Dostoievski, pensaba yo, iluminan los laberintos morales hasta sus últimos recovecos, demuestran que el amor es capaz de conducir al asesinato o al suicidio y logran que sintamos compasión por psicópatas y desalmados; es su deber, pensaba yo, porque el deber del arte (o del pensamiento) consiste en mostrarnos la complejidad de la existencia, a fin de volvernos más complejos, en analizar cómo funciona el mal, para poder evitarlo, e incluso el bien, quizá para poder aprenderlo".

En Si esto es un hombre, Primo Levi se refiere a su experiencia en Auschwitz diciendo que "tal vez lo que ocurrió no deba ser comprendido, en la medida en que comprender casi es justificar". Creo que Levi tiene razón si asimilamos ese "no comprender" en el sentido de tomar conciencia de cómo existen aspectos del mal que son insondables. Sabemos que el ser humano es el único animal capaz de cometer actos inhumanos de una monstruosidad inverosímil. Sin embargo, el mismo Levi fue un ejemplo paradigmático de lo que un testigo y escritor puede hacer para ayudarnos a entender mejor el alma humana.

El modo en que la gran literatura cambia el mundo es cambiando la percepción del lector:

El amigo Cercas nos muestra que toda gran literatura es literatura comprometida, en la medida en que no se conforma con ser mero adorno o entretenimiento sino que intenta cambiar la percepción del mundo del lector. Yo no sé si Cercas escribe "Gran Literatura", pero muchas veces me parece que está Cercas (?) de hacerlo.

sábado, 5 de septiembre de 2015

ACERCA DE ALGUNAS TRADUCCIONES ESPAÑOLAS

Me identifiqué mucho con algo que escribió Carlos Gamerro en su Ulises. Claves de  lectura, acerca de las traducciones españolas. ¿Quién de ustedes no se ha embroncado al leer el slang de algún personaje de La conjura de los necios hablando como si fuese un andaluz, en la versión de Anagrama del gran libro de John Kennedy Toole?  No se trata de una cuestión de nacionalismo, sino de un problema de política de la lengua:

"Para los traductores españoles eso que arrojan sobre la página no es su dialecto, es LA LENGUA, así sin más -dialecto es lo que hablan los otros, nosotros. El traductor latinoamericano, en cambio, es consciente de estar traduciendo para una comunidad de hablantes heterogénea, y es más cauto a la hora de endilgarles sus formas locales a los lectores extranjeros. Un argentino no traduce a vos, sino a tú, y no satura de lunfardo portuario el habla de japoneses, egipcios o irlandeses".

Recordemos que la primera traducción del Ulises de James Joyce fue hecha por un argentino, José Salas Subirat, en 1945. Luego apareció la versión del español José María Valverde -1976, corregida  en 1989- y finalmente la de los también españoles Francisco García Tortosa y María Luisa Venegas. 

Según Gamerro, el Ulises original está escrito no en una lengua o dialecto, sino en la tensión entre una variante desprestigiada: el inglés de Irlanda; y otra dominante: el inglés británico imperial. En cierto sentido, aunque la versión de José María Valverde tenga menos errores, la de Salas Subirat reproduce mejor esa tensión, porque se trata de una tensión que, salvando las distancias, está presente entre el español de España y el de los demás países de habla hispana.

En un próximo posteo me gustaría escribir, basándome en Gamerro, una suerte de introducción a la lectura del Ulises. Por el momento, "tengo hasta ahí".

¡Sean felices!