lunes, 7 de diciembre de 2015

LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN


Cuando a un organismo se le arranca el alma, lo que queda es un zombi. La ciencia económica clásica, en muchos sentidos, está desprovista de alma. En nuestras relaciones diarias o de amistad nos va bien cuando ponemos en práctica valores como la confianza, la sinceridad (no el sincericidio), el aprecio, el respeto, escuchar a los demás, la empatía, la cooperación, la voluntad de compartir. La economía de libre mercado se basa en un sistema con normas que potencian la búsqueda de beneficios y la competencia. Estas pautas incentivan el egoísmo, la codicia, la avaricia, la envidia, la falta de consideración y de responsabilidad. Adam Smith decía: "no por la benevolencia del carnicero, del panadero o del cervecero contamos con nuestra cena, sino por nuestro propio interés". Vale decir: la base de la economía capitalista es el egoísmo. Los daños ecológicos, las hambrunas, las desigualdades, las guerras y numerosísimos problemas nos deberían hacer pensar acerca de si el egoísmo humano debe ser el motor principal de la economía. ¿Y si lo fuera el bien común? Los medios hegemónicos nos llenan de miedo: el otro es siempre una amenaza, nunca una promesa. Al otro le debo tener miedo, o como mínimo considerarlo un competidor. Que la competencia motiva no lo discute nadie: esto lo ha probado de sobra la capitalista economía de mercado. La cooperación motiva basándose en las relaciones satisfactorias, el reconocimiento, la valoración y la fijación y consecución de objetivos comunes. Esto es una definición de cooperación. Por el contrario, la definición de competencia es "el logro del éxito de uno o de otro". Sólo puedo tener éxito si el otro no lo tiene. La competencia motiva en primer lugar sobre la base del miedo. Por este motivo, el miedo es un fenómeno muy extendido en las economías capitalistas de mercado: se teme perder el trabajo, los ingresos, el estatus, el reconocimiento social y la pertenencia. De todo esto y algunas cosas más habla el austríaco Christian Felber en La economía del bien común, editado por Paidós. Sus ideas me parecen dignas de ser pensadas en una discusión democrática. Acá una entrevista:



2 comentarios:

  1. El libre mercado... que viejo discurso, y que poderoso dispositivo que tiene el poder de hacer que sus intereses se instalen en el discurso de aquellos que nos perjudicamos con ello, o sea la mayoría.
    La teoría del derrame, donde cuenta que habrá trabajo y buenaventura para todos, si la copa de arriba se llena, la historia muestra que la punta de la pirámide no tiene fondo, nunca se satisface y siempre quiere más, y exige cada vez más renuncias.
    Ojalá sigamos evolucionando como raza y algún día podamos armar una configuración social que por lo menos intente cuidarse un poco entre si.
    Muy bueno tu espacio.

    Leo.

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